¿Recuerdas a ese maestro(a) que te enseñó algo muy significativo en tu vida? Tal vez porque con él(ella) aprendiste a leer y escribir, o fue alguien que te dio un consejo de vida que hasta el momento te sigue siendo útil o porque confió en ti para poder desarrollar tu talento en algún área de tu vida.
Este 26 de junio se celebra el día del pedagogo, un buen pretexto para recordar a aquellos que nos marcan de por vida para bien y a quienes les agradecemos su generosidad de compartir tanto conocimiento y tiempo con nosotros en una labor que en lo emocional y en la trascendencia dejan un legado muy valioso.
La labor de enseñar en cualquier ámbito, ya sea desde educación en escuelas o capacitación en empresas; tiene mucho valor y al mismo tiempo implica una gran responsabilidad porque los alumnos confían en nosotros y en lo que les estamos enseñando.
Quienes nos dedicamos a la labor de enseñar a otros, estamos comprometidos con capacitarnos continuamente, con prepararnos en el tema y ser capaces de resolver las dudas que se presenten; pero además de todo ello, podemos llegar a inspirar a otros con nuestro trabajo. Esto incluye: preparar el material, conocer el tema, generar un ambiente de confianza con el grupo y entre los miembros del mismo, contestar preguntas, calificar y retroalimentar trabajos o proyectos y una gran cantidad de escucha hacia los alumnos.
Por todo esto es importante asumir con responsabilidad el rol de un pedagogo y además de lo que como asignatura el docente tiene que compartir, resulta muy útil que también enseñe valores y transmita a los alumnos que son capaces de llevar a cabo la tarea que les está enseñando, que superen las creencias limitantes e incluso los miedos. La confianza que quien enseña algo, pueda ser transmitida a quien lo recibe para atreverse a aplicarlo es de gran valor y ayuda.
Imaginemos un maestro en una escuela de manejo (de automóvil), es capaz de transmitirle el conocimiento a su aprendiz sobre la técnica de conducción de un vehículo, pero también darle seguridad y confianza para que pueda hacerlo posteriormente por sí mismo(a), o de otra manera no se atreverá a seguir haciéndolo solo(a).
Mi invitación es a que sigas desarrollando esta gran labor de enseñar y que te sigas preparando para cada vez hacerlo mejor. Recuerda también que los alumnos aprenden de nuestro trato hacia ellos y de los valores que vivimos.
El docente puede llegar a ser alguien realmente inspirador.
¡Feliz día del Pedagogo!
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