En una reunión con amigos empezamos a platicar de situaciones que suceden en las parejas y que suelen ser comunes como son temas de comunicación, acuerdos no cumplidos, que si uno es muy estructurado y el otro no lo es tanto, etc. Fue entonces cuando una persona dijo que ellos habían asistido a terapia de parejas para mejorar todas esas situaciones y que les resultó muy útil. De inmediato alguien más le preguntó si tenían problemas y por eso habían asistido al proceso de acompañamiento, a lo que la persona respondió con certeza: “claro, todas las parejas tenemos problemas; el asunto es que no todas quieren resolverlos”.
Pareciera que las parejas solo deben asistir a un proceso de acompañamiento psicológico en caso de tener problemas, de estar en una crisis o al borde de la separación. Estas son razones por las que sería muy recomendable por supuesto asistir, pero no son las únicas. Para las parejas resulta muy benéfico asistir cuando:
• Diagnosticarse como pareja, darse cuenta de cómo están funcionando realmente
• Planean tener o llegan los hijos
• Emprenden un negocio
• Planes diversos (empleo, cambio de casa, nuevo lugar de residencia)
• Formas para establecer acuerdos
• Hacen home office
• Tienen algún tema con hijos
• Quieren mejorar su vida sexual
• Administrar mejor su tiempo y/o su dinero
En consulta me ha tocado atender a muchas parejas en diferentes situaciones y es muy grato ver que algunas de ellas van con el afán de mejorar sin que sea un problema lo que las lleva al proceso; sino más bien, las ganas de seguir avanzando y desarrollándose juntos como pareja.
Incluso he atendido casos de parejas que van a un proceso de acompañamiento siendo novios, ya comprometidos o con planes de casarse, con el fin de conocerse mejor desde una perspectiva diferente, más profunda y asistida por una persona que los acompañará desde afuera.
Le damos mantenimiento a la casa, al auto, al jardín, a nuestros zapatos, ropa y a muchas otras cosas materiales; ¿cómo podríamos hacer lo mismo con nuestra relación de pareja?